Revelación 6 de agosto 2010 a las 5:00am
Me mostró el Señor lo siguiente; caminaba por un centro comercial de la isla de Puerto Rico con mi madre cuando sentí un fuerte estremecimiento de la tierra junto a un estruendo ensordecedor. Vi la gente que comenzó a gritar y a correr buscando dónde refugiarse. Vi el cristal de dos tiendas de ropa romperse en mil pedazos... me sentia asustada pero a la vez fortalecida. Tomé a mami de la mano mientras miraba todo este panorama y oraba en mi mente por protección. Entonces recordé que habia dejado mi cartera en un baño. Senté a mi mamá para ir a buscar mi cartera e inmediatamente la vi. La tomé y me di cuenta que faltaban algunas cosas pero que todo el dinero estaba allí. Eso me extrañó y en mi espíritu sentí estas palabras: "habrá dinero pero no habrá qué comprar".
Regresé al lugar donde habia dejado a mi mamá y me di cuenta que ella no queria correr por su vida. Le dije: "en el nombre del Señor declaro que es Dios quien guarda tu vida, camina conmigo". Entramos a un lugar del centro comercial que era como un almacén. Habian muchos armarios. Abrí uno y vi muchos papeles, cartapacios ("folders"). Al moverlos pude leer dos fechas; agosto y septiembre 11. Una voz imponente habló inmediatamente a mi ser y me dijo: "caos, destrucción... ya no hay tiempo". Vi niños pequeños desholados buscando a sus padres quienes yacian muertos, gente desesperada mientras en aquel almacén de rodillas mi madre y yo clamábamos y hablábamos de Jesús a todos los que se refugiaban allí. Recuerdo perfectamente que una vez comenzó el temblor, los sitemas de seguridad se activaron cerrando todas las puertas de entrada y salida del centro comercial.
Pueblo, mi deseo una vez mas no es el de de traer temor ni angustia. No hablo de fechas estableciendo que en esas fechas precisas algo ocurrirá, de ninguna manera. Pero Dios viene revelando y alertando de que nos tenemos que preparar. Pueblo, es tiempo de que se abastezcan de provisiones materiales; comida enlatada, agua, botiquín de primeros auxilios, linternas... agua, mucha agua! Ora, ayuna, vigila... no sabemos donde vamos a estar en el momento que ocurra, pero fortalécete en el Señor para que puedas hacer el trabajo de rescatar almas para Cristo!
Recuerda ungir tus hijos, esposo, hogar. Ellos estarán bajo la cobertura del Altísimo. Dios te bendiga y traiga luz a toda mente confundida.
El que tiene oido, oiga lo que el Espíritu habla a las iglesias. Apocalípsis 3:22
Leillian Rivera, profeta del Altísimo
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